"POESÍAS".

I - de VOZ APENAS (Buenos Aires, Ediciones del Dock, 2011). 



Poema 3

Mirar
en vez de decir
lo que no se pudo
siquiera entrever

Mirar el mundo
en lugar de hablar
ajeno al mundo

Mirar el cuerpo
en vez
de medirlo
de escudriñarlo
de sopesarlo
de soportarlo

Y volver a mirar

para entonces

comenzar  
a desdecirse

 


 



Poema 6

 

La distancia mínima

entre dos cuerpos

no es la palabra obvia

sino el más tímido

de los silencios

 

Por eso a veces

es mejor callar

 

No para decir amor

 

sino para escucharlo

 



Poema 9

 

  

Recién 

se ha ido

esa voz que

algo supuso

casi algo

como el aire

mínimo

de una duda

como el soplo

nimio

de un ala

que resbaló

hacia el vacío

y que

se deshizo

en el borde

más pequeño

de una boca

que a cada

palabra

se hacía

cada vez

más ínfima

cada vez

menos boca

cada vez

más voz

brevísima

voz

apenas

 



Poema 21


Adiós Aristóteles

Ya no hay nada que temer
pues todo
más que todo
se ha vuelto elíptica indiferencia

Animales políticas éticas
físicas virtudes doctrinas
habitan la desconfianza
como sombras en ciernes
que clausurarán el ocaso

Ya no hay qué saber

Porque saber
apenas habla la lengua
de la guerra
o de la usurpación del cuerpo
o de la estafa celestial

La muerte es único saber
que no podrá ser narrado

El desierto no nos ha donado
su serenidad

Por el contrario
ha esparcido el alma sin voz
la voz sin cuerpo
el cuerpo sin osamenta

Y por vez primera
serán los huesos
los huesos tibios

quienes recubran nuestra piel

 

Poema 22

No sabrás si quien te amaba te amaba
si quien te dolía te dolía
si quien te punzaba con desidia te punzaba
o apenas deseaba hacerte ausente

No sabrás nada de nada

Ni siquiera si el mundo seguirá siendo mundo
si a la farsa le continuará la ignominia
si al desorden le tocará retroceder
para empujar el viento con sus poquísimas ansias

No sabrás si tus hijos no sabrán

La muerte es pura ignorancia
de la vida para sí misma

 

Poema 31


Curiosa pretensión
la de enclaustrar el asombro
en una jaula vacía

Exasperante concreción del mundo

Tosca turbia asunción
la del alma matemática

No hay saber que sepa
cómo es
el segundo anterior
a la partida

La única soberbia posible

si acaso necesaria

si acaso soberbia

es la de los pies

 


Poema 48


El recuerdo guarda
un recuerdo de sí mismo

Como si fuera
la última oportunidad
para detenerse un instante
en la duda providencial
que deja el silencio

Y creer que es posible

que el amor dure
que la serenidad dure
que el durante dure

Para ello es necesario
que el sí mismo del recuerdo

olvide

su recuerdo original
 


Poema 57


En vistas de volver
a haber diciembre
cruzaré las piernas
hacia el lado más cretino
confrontaré dos ideas
(una: que ya no hay
más que humillación
dos: que habrá
que mostrarse
siempre de perfil)
buscaré un punto fijo
como si fuera un desmayo
a punto de despertarse
recordaré aquella historia
en que una mujer
que escribe como hombre
que escribe como niño
que escribe como anciano
desea apenas ser humano
obedeceré una única secuencia
de la memoria que juega
a que ella nunca está en mí
y me reiré recordando
que no hice más
que buscar
cierta callada alegría
un apasionado olvido
la desestimación del yo



Poema 71

Llueve en México
no porque se presuma nada

Ni el exilio ni las lápidas
ni el fin de todo aquello
que aún no ha comenzado

Tal vez porque
debe cesar el movimiento la luz
debe ceder el aire
debe callarse dios

Este cielo
(Querido Jaime
Querido Eduardo
Querida Judith)
ha visto demasiado

Y debe
por un segundo

suponer el reposar

 


Poema 79


No sé cómo nombrarlo

Por eso escribo

Para no nombrarlo

Para seguir amándolo


Sin que me nombre 


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II - de "Hilos después" (Buenos Aires, Mármol Izquierdo, 2009).  

Poema 1 

¿Podrá el tiempo perdonar 
lo infinito de su ausencia
amar sin énfasis sin acento
ser extraño extranjero al rumor
de esa boca seca que está que es
en medio de su cuerpo? 

¿Podrá el viento nombrar
la falta de calma
El hombre imaginar
el revés de lo humano
El hábito inferir
la escasez de alegoría
Este fastuoso mundo relatar
su persistente vacuidad?

¿Podrá el olvido simular
lo inexacto de su infancia
lo ambiguo de su templo
Erguirse en sangre en aire
ignorar la recta de sus fauces
admitir otro extremo
sin mareas sin amnesias?

¿Podrá la amargura 
dejar de ser olvido necio de la muerte
y ser apenas segundo insustancial
grito enrarecido equivocado
insensata palidez de la agonía?  

¿Podrá la muerte suponer
que el tiempo no implora más tiempo
sino más densidad más lucidez
Como un niño torpe que añora todavía
mucha más intensidad en su torpeza? 







Poema 5

Qué se imaginaron 

Qué

Desde lo alto de una cornisa mínima
donde creían ver más allá del cinismo
y sólo miraban sus cejas partidas
por propia reluctancia 

Pensando 
en un mundo lúgubre 
bajo las órdenes impías del horror
con las uñas alistadas
por palabras sin gerundios
entre ciénagas de mártires

Quizá porque ya no había mundo
o ése era el único mundo literal iletrado

No había más que una batalla
por una libertad tan parecida 
al error de un pájaro en vuelo descendente
hacia todo contra nada 

Pensando
en la vida que vendrá mientras la vida
sangraba cegaba sesgaba la vida
hasta hacerla desaparecer
como un trompo que interrumpe su danza
como una Biblia que ignora su indecisión
como el aire que pierde un átomo
y se vuelve paredón grito desatinado

So pena de pena
sobre una eternidad desesperada
por su propia duración 
por su propia dilación
por su propia intransparencia

Qué se imaginaron

Qué

Sino 

La impúdica decisión 
La pálida predisposición 
El sórdido vejamen 

La primacía de la muerte





Poema 8

Tropezar con una sombra no es mejor
que agonizar en una lengua extranjera

Ni siquiera un puente vacío recoge 
distancias mal habidas

En otro sentido
no hay bostezo que duela menos
que una risa infame en cualquier rostro  
Ni hay un devoto que sostenga
su fe 
su pretensión de fe 
de rodillas a la horca

De ningún modo el viento puede más
que un coleóptero cualquiera
Y ninguna estrella ningún sol ningún destino
sabe mirar los ojos de un búho
y adivinar su pensamiento

Elegir palabras tibias no es más digno
que subir escaleras o descender leyendas
evitando basuras de edificios anteriores
o besar el aire 
o buscar la única patria
incapaz de parsimonia

Voltear la cara hacia su lado más indiferente
no es más grato que amar la furia
que amar un lado
que amar de pronto
que amar de rapto

El dolor no enseña nada pero nada 
a no ser la profundidad de la llaga
o la talla presencial de los abismos 

El testigo de un asesinato porvenir
nunca ve lo que escucha
Y lo que ve
no es más que su palabra inconfesable

Además 
el color marrón
apenas es recuerdo de golpe talado
típico escenario de la nada
En cierto modo
los padres adoptivos 
aman mucho más que todo mecenas
Y los buitres seguirán
siendo siempre insensibles al inicio del dolor
pero no a su blasfemia

Tampoco ocupar los sitios escondidos es peor
que quedarse dormido todo un siglo
después de haber leído o deseado o inferido
que una lluvia de estrellas caerá 
y que un ejército sinnúmero de patrañas 
seguirá creando al mundo

Negarse a una trampa
no supone más entereza
que ajustarse con cierta elegancia
los dientes los cabellos los párpados

Y amanecer de noche 
mientras se deshace la pretensión del haber
no es más honesto
que inventar horóscopos de desconocidos

 


Poema 17

De la relación estricta 
de un vuelo  
con su pájaro

De la relación obscena 
de lo sabido 
con la cosa

De la relación necia 
del señor 
con la señora

De la relación extrema 
de un ruego 
con el borde de la piel

De la relación infausta 
del futuro 
con su propio niño 

De la relación incauta 
del aire 
con la niebla

De la relación insana 
del amor
con su letanía

De la relación exhausta 
de la escritura  

con su imposible tema



Poema 18

La mesura lo arruina todo

Desplaza la pasión hacia su límite más tenue
corre de una vez el velo desvelado
aparta fisonomías anatomías astronomías
destroza los hilos inventados por los mitos

Como si tuviera miedo de lo humano
como si lo humano fuese el miedo mismo
como si el miedo fuese tiempo inhumano

Pone una lápida allí donde no hubo muerte
secuestra cada gesto 
ante la duda de su continuidad desnuda
teme la apariencia de su verticalidad
de su posible desatino

La mesura lo arruina todo

Es como un reloj inservible 
como un segundo que no sigue ni retrocede 
como un minuto acodado en un trono inútil para siempre

Como una hora que anticipa 
el tiempo impuro de su precipicio porvenir




Poema 29

Una presencia cualquiera

La de un pájaro un cuello una distracción
una mujer sorda
un niño que juega con su inercia
o una palabra suelta 
puede ser la totalidad del alma
su ritmo su mirada su desazón  

También la presencia de un vestigio
de una señal de un símbolo
o un halo rígido de luz sobre el mentón
indica qué es el mundo
o cómo podría dejar de serlo

Inclusive
la presencia de dos o más personas
de dos o más palabras
de dos o más recuerdos
puede ser la enumeración fallida
que ordena la soledad
para pasar por alto  
su desatino

La cuestión es
saber si algo existe más allá de su presencia
saber si algo conmueve 
al margen de su contorno su perfil

Saber si hay existencia
más acá de una presencia





Poema 32

A los casi cincuenta
qué pensar qué mirar qué decir

La vida parece estar a la deriva
en medio de todo lo que no hubo

Amor levedad afección

Aún con la premeditación de los olvidos
ya no serás lo que eras

Serás lo que no querrás ser
fingiendo que todo es como siempre ha sido

El gesto de mano se detiene
siempre en la mitad de algo de alguien
(¿Lo harás? ¿Podrás? ¿Serás? ¿Tendrás?)

La voluntad se ha vuelto
destino opaco de día feriado

El aire es poco

Nunca fue más que memoria
de una parca neblina susurrante

Prisa por vivir
Terror a la muerte desencajada

Amar inclusive 
la pérdida innecesaria del amor

Y una mirada
fija
obstinada
argumental

sujeta siempre a un niño

Un niño siempre extraviado de mí

Un niño siempre excesivo en mí 

En el centro mismo
de la callada y callosa espesura de mi cuerpo

 



Poema 35

Parece  

que la saciedad no se resuelve 
con la masticación de la miseria

Que la muerte no se aleja por piedad
sino por su ancestral fatiga

Que el nombre que te han dado
no te servirá para el asombro de la vida

Que un hilo otro hilo otro hilo
no componen un sueño duradero

Que la risa
hay que echarla a su propia suerte

Que la impuntualidad
no retrasa el único beso
sino el primer adiós

Que no es posible obedecer
a la duración del tiempo
y menos a la duración del alma

Que el cuerpo 
es el último en enterarse
si algo 

como el dolor 
la virtud 
la impaciencia

la insanía

es temprano 
o es tarde

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